@danielcimarra: El pasado 7 de Octubre tuve la suerte de estar en el concierto de the Darkness en La Riviera de Madrid, y fue tal el espectáculo que no he dudado a la hora de dedicarles éste, mi primer artículo, a estos abanderados del rock.

¿Pero quiénes son estos tíos? Para la mayoría son los de I belive  in a thing called love. Éste fue el single de su primer disco, Permission to land, y se convirtió en un clásico instantáneo. Ya en su debut dejaban clara su propuesta: Glam rock del bueno, aunando todos los elementos de los grupos de finales de los 70 y principios de los 80. Sufrieron así un ascenso brutal al estrellato, con todo lo que ello conlleva. One way ticket to hell…and back , su segundo disco, es un relato autobiográfico de Justin Hawkins, el cantante y líder de la banda, en el que relata los derroteros que pasó con la droga y de cómo salió vivo de ese “infierno”. Sin embargo, las continuas recaídas de Justin y los roces con su hermano Dan, el guitarrista de la banda, hicieron que la banda se disgregara durante la friolera de 7 años…

…Hasta hará cosa de un año, cuando the Darkness anunció su vuelta a los escenarios. Justin explicó que ahora que eran más mayores, había podido básicamente sentarse a hablar con su hermano con madurez de los problemas que los separaron. Su vuelta fue una gran sorpresa para todos los fans, y para mí entre ellos. Han sacado este Agosto su tercer disco de estudio, llamado Hot Cakes, un disco esencialmente guitarrero y lleno de matices, que para nada ha decepcionado. En Every inch of you, primera canción del disco, Justin cuenta cómo acabó dedicándose al rock, pues “quería ser veterinario hasta que escuchó Communication Breakdown (Led Zeppelin)”, y presume de tener una banda con su hermano y sus dos mejores amigos.

En resumen, the Darkness es un grupo que sabe reírse de sí misma (prueba de ello son sus videoclips, en los que derrotan a un pulpo espacial con el poder del rock n’ roll o relatan la historia de amor entre Justin y una osa, entre otros). La suya es una bonita y madura reconciliación que nos asegura con suerte años del mejor rock n’ roll.

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